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Marcel Proust (1871-1922) escribió miles de cartas, muchas de ellas para no tener que hablar. Eran un sustituto de la conversación, y casi una manía, como demuestra que para comunicarse con su madre algunos días prefiriese dejarle largas notas al lado de un jarrón. Philip Kolb, encargado de la edición canónica de su correspondencia, reunió […]

via El lector que creyó en Proust — Descartemos el revólver

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